Narciso «Nacho» Carrizo preside la Fundación de la Economía Social, presentada en la ciudad de Santa Fe

En la ciudad de Santa Fe, se presentó la Fundación de la Economía Social. En el café literario de El Molino Fábrica Cultural, su fundador Narciso Carrizo, junto a los colaboradores Sergio Prono y Ricardo Etchmendy, expusieron la propuesta de la nueva institución. Buscará potenciar redes de apoyo entre organizaciones sociales, cooperativas, mutuales, empresariales y gubernamentales.

Teniendo como línea estratégica el arraigo y el desarrollo local, los principales servicios que se ofrecen son la formación en cooperativismo y mutualismo escolar. También el asesoramiento técnico a entidades privadas y públicas en procesos asociativos, la implementación de metodologías para ampliar las capacidades institucionales en materia de igualdad y la medición del impacto social, entre otros.

ACCIONES DESTINADAS A GRUPOS VULNERABLES

Inspirada en la trayectoria de su fundador y la experiencia adquirida al frente de la Mutual de Pensionados Sociales Ley 5110, la Fundación de la Economía Social además desarrollará acciones destinadas a grupos vulnerables. Es para que familias y comunidades logren hitos en sus biografías, en camino hacia la inclusión social.

De la presentación también participaron el presidente de la Confederación Argentina de Mutualidades, Alejandro Russo; el director provincial de Economía Social, Emprendedurismo y Agricultura Familiar, Guillermo Tavernier; el presidente de la Federación de Mutuales “Brigadier López”, Gustavo Bernay, junto con destacados representantes de mutuales, cooperativas y sindicatos; así como también referentes del ámbito educativo, de la comunicación y de la justicia.

La trayectoria de “Nacho” Carrizo. Un momento emotivo se vivió durante la presentación de la Fundación, cuando “Nacho” Carrizo recordó sus orígenes, que lo llevaron a convertirse en un gran impulsor del movimiento de la economía social. Oriundo del norte santafesino, en cercanías de la localidad de Alejandra, se refirió a sus primeros años, vividos entre obradores y sembradíos de arroz, trabajando desde niño y viajando a diario hasta la escuela, en su caballo petiso.

«CONVERTÍ ESO QUE ERA NEGATIVO EN ALGO POSITIVO»

De esa infancia, mencionó una de las experiencias que marcaron su vida: “En las clases, una maestra me decía que era duro como roble. Yo sabía que no contaba con la facilidad para aprender que tenían mis compañeros. Sin embargo, a temprana edad, convertí eso que era negativo en algo positivo y desde entonces, mi cabeza transformó la dureza en fortaleza”, rememoró.

En el mismo sentido, mencionó uno de los hitos que marcaron el curso de su historia, como el desarraigo de su localidad en busca de nuevas oportunidades. Esto ya que la familia migró a la ciudad de Santa Fe siendo él todavía niño. Como todas las personas de escasos recursos que llegan a una ciudad, se asentaron en barrios precarios y sin servicios. Las únicas oportunidades que se abrieron fueron en el sector de la construcción. No pasó mucho sin que sus cualidades de liderazgo fueran reconocidas por sus compañeros y lo eligieran como delegado del sindicato de la construcción.

“Tenía vocación pero me faltaban las herramientas intelectuales para interpretar el convenio colectivo de trabajo, los estatutos y los acuerdos, o para trasladar las demandas a los patrones”, afirmó. Es por eso que con mucho sacrificio decidió completar sus estudios primarios, de noche, apoyándose en sus compañeros para desarrollar la tarea como representante sindical. En ese marco, la carrera de Carrizo en la UOCRA fue tan fructífera que lo llevó a convertirse en un dirigente reconocido a nivel nacional. Ocupó cargos de secretario general en Esperanza y Neuquén, durante su juventud.

HERRAMIENTAS PARA OBTENER SERVICIOS BÁSICOS

La historia gremial lo involucró naturalmente con el peronismo y su militancia política lo llevó a desempeñarse como funcionario público y trabajador estatal en la provincia de Santa Fe. De regreso en la ciudad capital, con el retorno de la democracia, se vinculó directamente con un sector muy vulnerable de la población: los pensionados de la Ley 5110, que incluye a madres solteras, menores desamparados, discapacitados y ancianos.

Sin cobertura de ningún tipo, junto a los trabajadores de la Caja y un puñado de beneficiarios, encontró en el mutualismo las herramientas para obtener servicios básicos que permitan mejorar sus vidas. De ese camino, que comenzó hace más de 30 años, recorriendo la extensión de la provincia para visitar puerta a puerta a los asociados. Pero también para convencer a proveedores, prestadores y gobernantes de que confiaran en la capacidad de organización y de administración de recursos de los humildes.

Así, llega un momento clave en la vida institucional de la mano del contador Sergio Prono, con la implementación de nueva forma de cobranza a través del descuento por planilla de haberes. De esta manera se materializó un crecimiento de la mutual que se manifestó en la creación de nuevos servicios, muy necesarios para los pensionados, tal es el caso de la residencia para adultos mayores y el complejo educativo Alberto Monti, emplazados en el norte de la ciudad. La escuela de jornada completa con orientación agropecuaria se desarrolló para que las madres solteras pensionadas pudieran llevar a sus hijos e hijas, mientras ellas se dirigían al trabajo. En estas acciones conoció a Ricardo Etchemendy quién fue clave desde la gestión pública para la concreción de los sueños.

CONSTRUIR REDES PARA PROMOVER EL ARRAIGO

La Mutual 5110 se convirtió en referente dentro del movimiento mutual, primero de la provincia de Santa Fe y luego en Argentina. Carrizo — que además durante la última década fue el presidente de la Federación Santafesina de Entidades Mutualistas “Brigadier López”– dedicó su gestión a fortalecer las relaciones entre mutuales, con las cooperativas y con funcionarios públicos. Además, desarrolló estrategias para robustecer iniciativas asociativas en barrios y comunidades con necesidades urgentes. Con esa impronta, desembarcó en la Confederación Argentina de Mutualidades, donde se desempeña actualmente como vicepresidente, y desde donde participa de la Alianza para el Mutualismo de América (AMA) y de la Alianza Internacional de la Mutualidad (AIM).

Recogiendo experiencia durante tantos años de trabajo dentro de la economía social, “Nacho” Carrizo conformó un equipo con quienes lo acompañaron durante estos años. Fue para emprender un nuevo desafío, esta vez, trascendiendo las instituciones y proponiendo construir redes para promover el arraigo y el desarrollo local. “¿Qué hubiese sido de mí si mi pueblo me hubiera brindado las oportunidades para tener una vida digna?”, se preguntó. “El bienestar llegó con mucho sacrificio, pero mi deseo es que el camino que yo hice sirva para que a los demás no les resulte tan complejo encontrar posibilidades», concluyó.