Directivos de la Confederación Argentina de Mutualidades recibieron la visita de la doctora Inés Liliana García, integrante de la Junta Directiva de la Sociedad de Socorros Mutuos San Crispín, fundada en 1856. Esta institución fue la segunda entidad de estas características en el país y la primera en agrupar a trabajadores, en este caso integrantes del gremio de zapateros.
Se trata de una entidad que cuenta actualmente con 168 años de vida y que es un ejemplo de sostenibilidad de valores que aun motivan al grupo de dirigentes y asociados que se esfuerzan para sostenerla, en un contexto donde están en disputas los valores de la solidaridad frente a posturas más individualistas.
La doctora García fue acompañada por Claudia Morado de FEMBA (Federación de Entidades Mutualistas de la Provincia de Buenos Aires), entidad donde la Sociedad de Socorros Mutuos San Crispín, reviste el carácter de socia honoraria.
Fueron recibidas en la sede de CAM por el presidente, Alejandro Russo; el secretario de Relaciones Internacionales, Héctor Acosta, y Fabian Brown, director académico de IECAM.
Durante la reunión, se compartieron vivencias actuales y otras que se remontan al siglo IXX, en un mundo donde también se debatían las ideas y los sistemas a implementar dejando atrás un mundo colonial y un sistema político basado en la monarquía y un sistema de privilegios para unos pocos.
Si bien el nacimiento de las entidades mutuales, sociedades de ayuda mutua, de ayuda recíproca, de socorros mutuos, de protección recíproca, se pierde en la prehistoria, las entidades de Socorros Mutuos en nuestro país se produce a partir de 1854, cuando se constituyó en Buenos Aires la Sociedad Francesa de Socorros Mutuos; en 1856, nació la Sociedad de Socorros Mutuos San Crispín, del gremio del calzado, y en 1858, se fundó la Unión y Benevolenza de Buenos Aires. Estas entidades aún subsisten.
El licenciado Alejandro Russo aseguró que para CAM la Sociedad de Socorros Mutuos San Crispín es una entidad que constituye un patrimonio cultural mutualista, que debe ser custodiado y protegido, para que se mantenga como un ejemplo a las nuevas generaciones, por los valores de la ayuda mutua y de la solidaridad.