En la ciudad de Córdoba, una entidad solidaria de reciente creación, debió cerrar sus puertas. Se trata de la Asociación Mutual La Mediterránea, un verdadero hito de la economía social y solidaria, donde se podían adquirir alimentos, bebidas, carnes, fiambres, productos de panadería, de limpieza, etcétera, todo el menú de opciones de consumo disponibles en cualquier gran superficie privada, aunque en este caso el stock presente tenía un perfil especialmente orientado a promover la producción local y asociativa, particularmente la de origen cooperativo y mutual.
La entidad surgió como fruto de una construcción social y económica de varios meses. La iniciativa solidaria había contado con el apoyo entusiasta de las organizaciones que integran la Mesa del Asociativismo y la Economía Social, tanto la de Córdoba como otras mesas de las ciudades cercanas.
Estos espacios fueron promovidos por el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) en todo el país, los cuales pretenden crear «comunidades organizadas» de entidades intermedias que, en torno de los principios de solidaridad, ayuda mutua, cooperación y reciprocidad, colaboran entre sí para procurar más trabajo local, más bienes y servicios para sus poblaciones de vecinos asociados y sus familias.
Desde su apertura, la proveeduría mutual transitó un camino hacia el fortalecimiento del servicio, propiciando convenios con organizaciones asociativas, vinculándose con productores cooperativos, y agregando beneficios a los asociados a partir de la interrelación con otras mutuales.
Articuló activamente con las organizaciones de productores cooperativos y sociales, incluso brindando su espacio para encuentros entre entidades de la economía social y solidaria. Organizó ventas por bolsones a precios diferenciados para otras instituciones, que articuló con sindicatos y organizaciones vecinales.
En noviembre del año pasado había recibido un reconocimiento por parte de la Legislatura provincial, a través de una plaqueta conmemorativa por el primer aniversario.
Las dificultades de la coyuntura, con inflación, caída del poder adquisitivo en los consumidores y las reglas impuestas por el mercado, pusieron en situación de riesgo a comercios de cercanía y por supuesto a las entidades que brindan este servicio de provisión de alimentos, obligando a la Asociación Mutual a cerrar su proveeduría.
Hoy, las instalaciones comerciales ubicadas en barrio Villa Cabrera, sobre avenida Caraffa al 2000, un punto neurálgico de la ciudad por sus vías de acceso rápido y comunicación con las zonas centro y norte de la urbe, están vacías y esperan alguna iniciativa comercial del tipo. Con un diseño funcional y de amplias comodidades, similar al de las grandes superficies comerciales del sector privado lucrativo, la proveeduría mutual contaba con infraestructura de primer nivel, incluyendo galpones destinados al acopio de alimentos y bebidas, cámaras de frío, oficinas administrativas, instalaciones sanitarias y amplia playa de estacionamiento. La edificación cuenta con un terreno de más de 5.500 m2, con 700 m2 al espacio comercial.
Con el cierre de La Mediterránea, la economía social y solidaria no sólo de Córdoba sino la del país, pierde un punto de referencia de precios justos tanto para productores como para consumidores, en tiempos en que el índice de precios al consumidor sigue en niveles de 50% a 60% anual.
Los galpones y el depósito de La Mediterránea brindaban la posibilidad, además, de contar con un punto central para establecer un extenso corredor de transporte de alimentos producidos socialmente, por ejemplo entre el norte argentino y la Patagonia, donde lo que se produce en una región, pasa por una línea de abastecimiento local y lleva mercadería a otras proveedurías sociales en otro extremo del territorio. Un sueño hoy trunco por el cierre de la boca de ventas cordobesa.